Cita y Consultas: 961 938 068 | 24 Horas Tarjeta: 963 052 005 | 24 Horas: 806 456 565
Cita y Consultas: 961 938 068
24 Horas Tarjeta: 963 052 005
24 Horas: 806 456 565
Índice de contenidos
La pregunta del millón. La respuesta es… sí y no.
Hay personas que desde pequeñas tienen una sensibilidad especial: visiones, sueños premonitorios, intuición agudísima. Esto es un don natural. Pero también es cierto que todos nacemos con cierta conexión intuitiva —lo que cambia es el nivel de desarrollo y conciencia.
Piensa en la videncia como un músculo, un músculo psíquico: algunos nacen con talento, otros con potencial. Pero ambos pueden entrenarlo y fortalecerlo.
Si quieres explorar tu lado vidente, lo primero es dejar el miedo a un lado. Se trata de afinar tus percepciones sutiles. Solo necesitas constancia, mente abierta y ganas de explorar tu interior.
Aquí algunos pasos para comenzar:
¿Consejo práctico?: Antes de dormir, pide recibir mensajes claros en tus sueños. Tu subconsciente es un gran oráculo.
Estas señales no son pruebas definitivas, pero pueden indicar que hay algo más profundo conectando vuestras almas.
La videncia no es magia de circo, es una conexión con planos sutiles de información. Es como sintonizar una estación de radio que no todos escuchan, pero que siempre está emitiendo. La videncia es uno de esos “super-sentidos”, que capta información del ambiente, de las personas o de posibles futuros, percibe lo que llega por destino, los cambios de tu vida.
Puede manifestarse de diferentes formas:
El vidente interpreta energías. Lee el campo energético (la famosa “aura”) y accede a información que está más allá del plano físico. Es como tener Wi-Fi espiritual. La señal puede ser débil al principio, pero con práctica… ¡pum! Empiezas a leer el “campo energético” como si fuera una historia abierta.
La videncia no es un superpoder reservado a unos pocos. Es una capacidad ancestral que todos podemos cultivar con práctica, respeto y apertura espiritual. Si sientes el llamado, ¡confía en tu intuición y empieza a explorar ese don!
Las personas que han nacido con el don, lo cuidan, lo desarrollan, y lo cultivan, elevando su vibración y conciencia, hasta alcanzar su máximo potencial, para que sea lo más preciso, claro y certero posible y así ayudar a los demás con sus dones y servicio.